Redux: la fotografía de Héctor Méndez Caratini regresa reinterpretada
- Laura Bravo
- 26 ago
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La curadora e historiadora del arte Laura Bravo conversa con el fotógrafo puertorriqueño sobre sus cinco décadas de trabajo detrás del lente en el marco de su reciente exhibición en el Museo de Las Américas
Redux: un viaje de cinco décadas es una de las exhibiciones de fotografía más abarcadoras que se han presentado en años recientes en Puerto Rico. Su propio título anuncia que nos encontramos ante el retorno de una extensa producción, forjada a lo largo de cincuenta años y traída de vuelta a la actualidad con una mirada que reta la tradición de sus interpretaciones. Su creador, Héctor Méndez Caratini, es una figura clave en la historia de este medio visual, cuya repercusión se extiende mucho más allá de la geografía puertorriqueña —tratándose de una figura de gran influencia en el continente americano— y cuyo interés alcanza ya a distintas generaciones.
El Museo de Las Américas, en San Juan, acoge esta exhibición la cual el fotógrafo denomina su opus magnum, su magna obra. La designación no le queda grande, dado que representa el reconocimiento a toda una vida de dedicación a la fotografía, en una amplitud de géneros y de formatos sumamente heterogénea. En efecto, la versatilidad que demuestra Méndez Caratini detrás de la cámara es asombrosa porque su vida profesional se ha dirigido a la representación de asuntos de una enorme variedad: manifestaciones culturales —desde un contexto regional a uno global— creencias religiosas y espiritualidad, expresiones políticas, la naturaleza —en especial, las flores y el paisaje— y las enfermedades del cuerpo humano —en concreto, las oculares—, entre otros muchos. Su producción fotográfica, de hecho, parece oscilar entre dos amplias áreas de conocimiento, el arte y la ciencia, sin que entre ellas exista un muro que las distancie y sin que deban entenderse como polos irreconciliables.
En la exhibición, se pone de manifiesto el interés de Héctor Méndez Caratini por revisitar constantemente sus series y por reinterpretarlas desde otras perspectivas. Así sucede en su trabajo con el paso de la fotografía analógica a la digital, de la imagen fija a la imagen en movimiento —se incluyen también varios de sus videos— y entre el uso médico de sus representaciones y la estetización de sus imágenes. Su obra, es más que evidente, no es clasificable en términos unívocos, puesto que sus series presentan múltiples capas de significados, que se solapan y adquieren otras formas y recreaciones. Este, de hecho, es el valor que pretende resaltar Redux de una forma más significativa a través de su curaduría.
“Su obra, es más que evidente, no es clasificable en términos unívocos, puesto que sus series presentan múltiples capas de significados, que se solapan y adquieren otras formas y recreaciones” - Laura Bravo
En términos curatoriales, las cinco décadas de producción fotográfica que pueden apreciarse en el Museo de Las Américas se articulan a través de cuatro ejes fundamentales: la celebración de rituales, el viaje como forma de conocimiento cultural, la formación de la identidad colectiva y la fluidez entre arte y ciencia. Este último asunto ha ocupado la enorme amplitud de toda su producción, puesto que compagina tanto la profesión de Méndez Caratini como fotógrafo oftálmico y su devoción por el cultivo de las flores con el interés por la poetización de las imágenes que, en un principio, han sido creadas con una finalidad médica o con un interés documental. En esta práctica, el artista demuestra la facilidad con la que desmantela la tradición de los géneros y los lenguajes generados en la historia de la fotografía, volcando su infatigable pulsión creativa en su cuestionamiento, por puro placer estético o con una carga conceptual sumamente crítica y reivindicativa.
Otro pilar de la creación fotográfica de Héctor Méndez Caratini que resalta en Redux es la publicación. Como núcleo que articula las dos salas dobles que conforman la muestra, varios estantes reúnen los más de cuarenta libros que ha editado y publicado este artista, los cuales traducen con determinación la importancia que esta faceta de su obra tiene en su trayectoria. Sus publicaciones las entiende como una plataforma que permite su divulgación, más allá de la sala de exposiciones, y que documenta de manera física la trascendencia de los temas sobre los que investiga y fotografía.
En ese mismo cuarto que sirve de engranaje entre las dos amplias salas, se reinterpreta la intimidad doméstica y la memoria personal del artista, en el cual se despliega también una muestra sustanciosa de las diferentes cámaras que ha empleado a lo largo de su vida, con los carteles que han anunciado la exhibición de sus series y una selección de objetos culturales que son vivo recuerdo de sus múltiples viajes. No podía existir un escenario más idóneo que este en el que enmarcar una conversación con el fotógrafo sobre la trascendencia de su obra a lo largo de las décadas. Esta pequeña sala del museo, un espacio acogedor en el que se ha ubicado el sofá de su sala familiar, es la recreación de su propia casa.
Sobre la autora: Laura Bravo es doctora en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid y catedrática en el Programa de Historia del Arte de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha sido investigadora becada en instituciones como la Maison Européene de la Photographie y la Tate Gallery, y asistente de curaduría en el International Center of Photography (NYC). Es autora de Ficciones certificadas: invención y apariencia en la creación fotográfica (1975-2000) y coautora de múltiples publicaciones sobre arte y cultura visual. Fundadora y editora de la revista Visión Doble, ha presentado sus investigaciones en foros internacionales y curado exposiciones en Puerto Rico y el extranjero.
