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Una luz se apagó en el barrio San Mateo: sobre el Museo del Barrio

Mary Anne Hopgood comparte una crónica sobre la organización artística comunitaria que ayudó a fundar para combatir las expropiaciones de San Mateo en Santurce


La protesta "Entierro de Santurce" encendió la creatividad de los integrantes del Museo del Barrio. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
La protesta "Entierro de Santurce" encendió la creatividad de los integrantes del Museo del Barrio. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

"El primer paso para liquidar a un pueblo es borrar su memoria,destruir sus libros, su cultura, su historia. Y luego alguien escribirá nuevos libros, fabricará una nueva cultura, inventará una nueva historia. Dentro de poco la nación comenzará a olvidar lo que es y lo que fue y el mundo que le rodea olvidará aún más rápido... La lucha del ser humano contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. 

- Milán Kundera 



Hace 20 años, el 11 agosto de 2004, se inauguró el Museo del Barrio, la casa de todos, ubicado en la desaparecida calle Candelaria #346 en el pequeño sector del barrio San Mateo, llamado también La Antonsanti, pues lo cruza la calle Antonsanti. Este pequeño barrio, pedazo de tierra en el corazón del Santurce contemporáneo, fue escenario de una gran lucha que no debe caer en el olvido. Su excelente ubicación fue su desgracia: entre la avenida De Diego y la calle Del Parque, al lado del lujoso Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) y detrás del complejo que iba a impulsar a Santurce en una nueva dimensión urbana: Ciudadela. Esa huella fue físicamente borrada para octubre del año 2005, con una promesa de revitalización vacía de realidad.


Logo del Museo del Barrio
Logo del Museo del Barrio

Iniciamos los trabajos con la conferencia “Santurce tiene historia, San Mateo de Cangrejos” por el profesor Lester Nurse. Este punto de partida nos permitió una mirada a nuestro pasado para contextualizar y reconocer los orígenes de Cangrejos. Santurce, su nombre actual, fue un poblado cimarrón y caribeño donde esclavos de las islas vecinas encontraron su libertad. La construcción de la ermita de San Mateo en 1729 dio estabilidad a los moradores del sector. Más adelante, cuando se constituye el partido de San Mateo en 1773 y gracias al Capitán de la Compañía de Morenos, Pedro Cortijo, la iglesia de San Mateo se convierte en sede religiosa del municipio. Ahí nace San Mateo de Cangrejos, primer partido fundado por negros libertos. Para los que conocemos y atesoramos nuestras raíces y celebramos la identidad de los barrios, la gente de Santurce siempre será cangrejera y Santurce siempre será Cangrejos.


La información compartida por Lester fue de gran importancia, pues validó nuestro reclamo de que Santurce –más allá de su presente inmediato– era un legado de luchas y esfuerzos ancestrales por tener acceso a una vida digna. Fueron manos humildes y negras las que habían construido a San Mateo de Cangrejos. En su recuento histórico vimos cómo el poder del dinero, el embrujo del "progreso" y la influencia política nos había arrancado hasta el nombre, San Mateo de Cangrejos. Ahora somos solo Santurce.   


Vecinos de la calle Antonsanti (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
Vecinos de la calle Antonsanti (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)


“El Museo del Barrio, en su corta existencia, fue protagonista y pionero en crear la dialéctica entre el arte y la comunidad, entre la identidad individual y el colectivo. Los proyectos que se desarrollaron presentaron propuestas innovadoras de artistas que en lugar de verse como genios individuales y aislados sirvieron de agentes catalíticos culturales, partes integrales de un proceso mayor de intervención social”. - Mary Anne Hopgood

En Puerto Rico, las ciudades han cambiado en mayor parte por decisiones políticas y económicas que han sido predominantemente orientadas por intereses financieros, económicos o comerciales. Estas decisiones han impactado a las poblaciones que las habitaron desde su origen y a las que las habitan aún, muy en especial si son comunidades de bajos recursos. Si queremos revitalizar, reactivar las ciudades y hacerlas habitables, tenemos que estar vigilantes, ser proactivos en conservar, proteger y nutrirnos de su historia, su gente, su cultura diversa. Toda decisión que tomemos o dejemos de tomar nos afecta y nos convierte en parte del problema o en parte de la solución. Esa conciencia nos capacitará para ser agentes de los cambios necesarios.


La historia de Santurce es uno de estos casos. Su desarrollo actual (siguiendo el hilo de su historia) apunta a una ciudad que ha crecido y pretende seguir creciendo excluyendo su población original y su vitalidad e identidad diversa y única. Por eso es importante insertar este proyecto en los tiempos recientes donde la memoria que no es relatada y compartida culmina en el olvido y el vacío de conocimiento. Este relato es relevante a nuestro presente, pues vivimos tiempos en los que la amenaza de la privatización y del aburguesamiento se ha extendido a todo Santurce y pende sobre nuestro querido país. 


El Museo del Barrio integró el arte y la problemática social. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
El Museo del Barrio integró el arte y la problemática social. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

Sin pedirle permiso a nadie, un grupo de vecinos y artistas abrimos las puertas a la comunidad para ofrecer un lugar de interacción y reafirmación de nuestra vida y la de los barrios que son el alma de la ciudad. Nos propusimos crear un espacio para el diálogo, el aprendizaje, la protesta y la propuesta. Creamos un modelo que integró el arte y la problemática social de estos tiempos, la expropiación forzosa que iba a dar paso al aburguesamiento del sector. Nos comprometimos a traer cada miércoles actividades comunitarias e informativas que promovieran el intercambio de ideas y de experiencias tales como conferencias, cortos documentales, reuniones comunitarias, talleres y exhibiciones de arte. Nos habíamos quedado a oscuras, sumidos en el terror y la desesperanza que implica la expropiación forzosa, pero decidimos encender la luz.


El arte puede crear cambios profundos a través de una mirada crítica a los factores políticos, económicos y urbanos o de planificación que afectan o destruyen el necesario balance social. Puede ser herramienta de denuncia poderosa para provocar la reflexión. El Museo del Barrio, en su corta existencia, fue protagonista y pionero en crear la dialéctica entre el arte y la comunidad, entre la identidad individual y el colectivo. Los proyectos que se desarrollaron presentaron propuestas innovadoras de artistas que en lugar de verse como genios individuales y aislados sirvieron de agentes catalíticos culturales, partes integrales de un proceso mayor de intervención social. Demostró que para promover la libertad hay que permitir la libre expresión, que para hacer justicia hay que permitir la participación y el acceso sin discriminación o censura, que para cultivar el respeto y amor por lo nuestro hay que invitar al arte y la educación. 


Comenzamos la integración del arte a la comunidad con una exhibición de mis trabajos recientes, una experimentación donde intervenía con encáustica algunas imágenes fotográficas de la memoria colectiva puertorriqueña, manipuladas y comentadas, “Historia anotada de Puerto Rico”. Esa noche, el 13 octubre de 2004 también llegó gente que se interesó en participar o generar proyectos artísticos en el barrio. La noche en que entró el arte por la puerta de ese espacio, también dejó establecido que el arte era una celebración de vida; que su poder era capaz de cambiar el entorno y el estado de ánimo de la gente. El arte prometía ser una herramienta poderosa para lograrlo. 


Empezamos maquinando con Jorge Díaz y Osvaldo Budet para convertir el Museo del Barrio en una funeraria de barrio desde donde partiría una procesión fúnebre. El inicio de la colaboración con ambos y el respaldo técnico de AgitArte fueron claves para proyectos e intervenciones únicas durante el transcurso de la lucha. Esta genial y efectiva protesta, titulada “El entierro de Santurce”, fue el encendido de nuestra imaginación.


Protesta artística "Entierro de Santurce", Museo del Barrio (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
Protesta artística "Entierro de Santurce", Museo del Barrio (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

Ante la propuesta de Osvaldo Budet, surgió el momento de hacer nuestra primera intervención artística colectiva de gran escala. Una noche entramos a la abandonada estructura del Hospital Mimiya. Este edificio, que tan bien sirvió a la población santurcina, no había sido merecedor de ser designado "edificio emblemático"; estaba marcado de muerte. Escogimos llevar a cabo el trabajo justo antes del encendido de la Navidad del MAPR. Fue una flecha bien dirigida y una marca imposible de ocultar que representaba con contundencia el crimen que se estaba cometiendo en contra del barrio San Mateo, el banderín en el tope del edificio leía “Expropiación, el apagado de la Navidad”.


La intervención artística colectiva en el Hospital Mimiya se llevó a cabo tras darse a conocer que este no había sido designado como un "edificio emblemático", por lo que estaba "marcado de muerte". (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)
La intervención artística colectiva en el Hospital Mimiya se llevó a cabo tras darse a conocer que este no había sido designado como un "edificio emblemático", por lo que estaba "marcado de muerte". (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)

La señal fue captada de inmediato por un grupo de estudiantes del Chicago Art Institute que estaban de visita en Puerto Rico del 17 al 25 de enero de 2005. Nos dijeron que querían trabajar allí durante su corta estadía en la isla y nos organizamos. Se pintó de noche y madrugada en colaboración colectiva. Se fue transformando visiblemente tanto la calle Candelaria como el ánimo de la comunidad. También se hicieron intervenciones en las casas ya desalojadas para darles nueva vida. Con estas intervenciones, se desató una actividad creadora que iba a impactar todos los espacios del barrio y se encendieron creativamente las protestas y las denuncias.


Murales realizados por un grupo de estudiantes del Chicago Art Institute (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)
Murales realizados por un grupo de estudiantes del Chicago Art Institute (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)

Junto a AgitArte, iniciamos los ciclos de talleres de arte, libres de costo, desde el Museo del Barrio para invitar a la participación de la comunidad y  para que la población de jóvenes obtuviera aprendizaje práctico. El sábado, 5 de febrero de 2005, se inició el primer taller en el patio del Museo. Luego, el grupo se trasladó a la pared de la calle Antonsanti, que se habría de convertir en nuestro tablón de expresión pública. Ya de noche, concluimos el trabajo y allí quedó la cara de Jorge Rivera, secretario de Vivienda entonces, que nos decía, frente a un inmenso bizcocho: "De este bizcocho, ni un canto".


Arte realizado por vecinos de la comunidad en las paredes de la calle Antonsanti, que sirvieron como tablón de expresión pública. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)
Arte realizado por vecinos de la comunidad en las paredes de la calle Antonsanti, que sirvieron como tablón de expresión pública. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)

A estos trabajos, se sumó el artista Ramón Agosto, quien como santurcino acudió al llamado de la propuesta del Museo del Barrio de retar el enfoque institucional de lo que es patrimonio cultural puertorriqueño. Se internó en el barrio e inició la búsqueda de objetos y artefactos para componer su historia como un homenaje a su identidad. La exhibición "Museo del Barrio", abrió el miércoles 9 de febrero de 2005 y se convirtió en la colección permanente del Museo del Barrio, cumpliendo con uno de los propósitos fundamentales de este: la adquisición, conservación, estudio y exposición de objetos de valor histórico y cultural de las comunidades de Santurce.


 Detalles de la exhibición "Museo del Barrio" que llevó a cabo el artista Ramón Agosto con objetos y artefactos de la comunidad.
 Detalles de la exhibición "Museo del Barrio" que llevó a cabo el artista Ramón Agosto con objetos y artefactos de la comunidad.

Ese mes de febrero, la vecina Deborah Hunt había empezado también a recoger objetos, enseres y artefactos encontrados en las casas. Ella –como mascarera experimentada en producciones teatrales que desafían la mirada común y corriente– tenía en mente una presentación performática. Escogió una plataforma de cemento, los cimientos del lugar donde hubo una casa. Los personajes que ella conceptualizó eran espíritus de la gente de los barrios, celebrando sus vidas cotidianas en un entorno violentado, “Las Ánimas”. Presentamos la pieza el 2 de marzo de 2005 a las siete de la noche. En ese zaguán, esa noche, nació nuestra próxima etapa de trabajo, el "performance".


“Las Ánimas”, performance de Deborah Hunt, se presentó en una plataforma de cemento, en los cimientos del lugar donde hubo una casa. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood))
“Las Ánimas”, performance de Deborah Hunt, se presentó en una plataforma de cemento, en los cimientos del lugar donde hubo una casa. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood))
Sus personajes eran espíritus de la gente de los barrios, que celebraban sus vidas cotidianas en un entorno violentado.
Sus personajes eran espíritus de la gente de los barrios, que celebraban sus vidas cotidianas en un entorno violentado.

Todos los miércoles durante el mes de marzo de 2005, utilizando la "Valoración histórica del barrio San Mateo", hecha por el arquitecto Ortiz Colom, diseñamos una ruta para llevar al público a hacer una "Excursión guiada" por nuestras calles y callejones –de noche– para que conocieran la riqueza arquitectónica de este barrio guiadas por el mismo Ortiz Colom. En el último recorrido, el público se encontró en los balcones, en los patios o en las esquinas con estos espíritus, seres vigilantes de su entorno, “Las Ánimas”.


"Excursión guiada" por el barrio con el arquitecto Ortiz Colom (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
"Excursión guiada" por el barrio con el arquitecto Ortiz Colom (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
Performance de Deborah Hunt en los patios y balcones de las casas de la comunidad. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
Performance de Deborah Hunt en los patios y balcones de las casas de la comunidad. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

Ante la adversidad y la violencia que atravesaba nuestra comunidad, los meses subsiguientes de 2005 impusieron en nuestras agendas mucho trabajo. Las acciones de resistencia creativa surgían a un ritmo acelerado. A continuación, haré un recorrido por aquellos días, las afrentas que daban pie a nuestros actos y la intensificación de la expresión.


Los murales en nuestra pared de la Antonsanti fueron removidos por personal de Ciudadela. Este acto evidenció la continua agresión gubernamental que pretendía ocultar nuestra existencia, silenciar nuestra voz, eliminar nuestro derecho a usar esa pared como lienzo para exponer nuestros reclamos. Volvimos a pintar en tres ocasiones la pared.


Regresaron por tercera vez "Las Ánimas" ante la urgencia de presentar y dramatizar la realidad violenta a la cual estaba sometida nuestra comunidad. Partieron desde el Museo del Barrio a hacer una caminata surrealista por la calle Antonsanti hasta la avenida De Diego. Estos personajes fueron siempre una poderosa presencia y su silencio una elocuente denuncia. Eran los guardianes del barrio San Mateo.


"Las Ánimas", de Deborah Hunt, visibilizaron el acecho que vivía la comunidad con una caminata surrealista que salió desde el Museo del Barrio por la calle Antonsanti hasta la avenida De Diego. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
"Las Ánimas", de Deborah Hunt, visibilizaron el acecho que vivía la comunidad con una caminata surrealista que salió desde el Museo del Barrio por la calle Antonsanti hasta la avenida De Diego. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

Mientras aún quedara gente viviendo en comunidad teníamos que continuar celebrando nuestra vida. Irónicamente, celebrar la vida era en sí mismo un acto desafiante. Planificamos con esmero una gran fiesta en la calle Candelaria, esquina Antonsanti para el sábado 18 de junio de 2005 y nada ni nadie nos la iba a aguar. Se trató del Festival Cangrejero, en el que el arte continuó siendo el apoyo de la comunidad. 


El Festival Cangrejero se celebró en la calle Candelaria, esquina Antonsanti, en junio de 2005. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
El Festival Cangrejero se celebró en la calle Candelaria, esquina Antonsanti, en junio de 2005. (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

Aunque sabíamos que se acercaba el momento del final de nuestro barrio, para subirnos el ánimo y seguir enviando el mensaje claro de que allí vivía gente y que nuestro barrio aún tenía vida, decidimos reparar y pintar las estructuras del barrio. Una brigada de artistas y gente de la comunidad volvió a darle vida a las casas vacías y desmanteladas en las calles donde quedaban familias aferradas a sus vidas y a sus raíces: la calle Iglesias, la Candelaria y la Antonsanti. Deborah Hunt preparó un esténcil de un Ánima que se pintó en las paredes y los muros del barrio como una señal de que estábamos vigilantes, siempre vigilantes, siempre presentes.


La transformación del coraje en trabajo creativo nuevamente nos inspiró para montar una denuncia importante. Entonces nacen “Los Piratas Urbanos de Santurce”. Utilizando las máscaras de entrenamiento de Deborah Hunt, hicimos un libreto poderoso que, además de presentar nuestra historia de manera breve y completa, denunciaba a los piratas que habían entrado a Santurce para saquear sus riquezas.


“Los Piratas Urbanos de Santurce” (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)
“Los Piratas Urbanos de Santurce” (Foto suministrada: Mary Anne Hopgood)

El Museo del Barrio continuó brindando apoyo a través de actividades recreativas y culturales para mantener el ánimo dentro de las circunstancias tan difíciles. El inicio de las Noches de Cine en el patio del Museo del Barrio tuvo una gran acogida también y atrajo a mucho público, tanto de visitantes como de residentes. Los miércoles, a las 7:00 p.m., había una cita en el patio bajo las estrellas. 


Otra actividad importante que presentamos fue la exhibición "Crímenes corporativos" de Juan Osvaldo Budet, artista residente del Museo del Barrio. La mayoría de las piezas fueron ejecutadas en el Museo del Barrio, donde residió muchos fines de semana mientras hacía turnos de vigilancia. La noche del miércoles 14 de septiembre de 2005, Osvaldo y sus amistades celebramos la creatividad y el oficio de un pintor dedicado a las luchas por la justicia social.


En el mes de septiembre de 2005, Vivienda aceleró sus acciones para desalojar a los comerciantes y residentes que aún quedábamos en el barrio. Con nosotros adentro, empezaron a demoler el barrio. El 27 de septiembre recibí una orden del tribunal; estaba pautado el desalojo y el lanzamiento del Museo del Barrio para el jueves 13 de octubre de 2005. Así, la suma de las tristezas que requerían un momento de solemnidad fue violentada por la maldad de los contratistas de Vivienda de iniciar la demolición de las estructuras.


Imágenes de las protestas que se llevaron a cabo para denunciar los desalojos y la demolición de las estructuras. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)
Imágenes de las protestas que se llevaron a cabo para denunciar los desalojos y la demolición de las estructuras. (Fotos suministradas: Mary Anne Hopgood)
Protesta celebrada frente al Museo de Arte de Puerto Rico en el 2005
Protesta celebrada frente al Museo de Arte de Puerto Rico en el 2005

Ese golpe bajuno provocó que nuevamente volvieran “Las Ánimas”. Ahora las máscaras no eran blancas, eran rojas, por el rojo de nuestra rabia, el rojo de la violencia del gobierno contra esa hermosa comunidad. También hizo su aparición "Punch", el malvado personaje milenario pues no podía creer que hubiese gente más perversa que él.


"Punch"
"Punch"

En el centro de la primera planta del Museo del Barrio, ya vacío, estaba el ataúd de Santurce. Dos Ánimas hicieron la guardia de honor. Partimos del Museo del Barrio por toda la calle Antonsanti; dando la vuelta hasta llegar a la entrada del Museo de Arte de Puerto Rico, Choco Orta cantó un belén sin detenerse en esa larga trayectoria. El belén para San Mateo fue nuestro mantra: “Un belén para Santurce / qué pena / un belén para usted / un belén porque se muere / tú sabes / tu barrio viene después”.


Con la última carga que podía transportar, salí de la calle Candelaria, giré en la avenida De Diego y, sin mirar atrás, me despedí de mi querido barrio. El arte fue nuestra luz inapagable, inspirada en la vida de la comunidad y su gente. Pero ese día se apagó una luz en el barrio San Mateo.


 

Sobre la autora: Mary Anne Hopgood es una diseñadora gráfica, educadora, artista y activista puertorriqueña. Cuenta con un bachillerato en gráfica y pintura de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico y un grado de maestría (MFA) de Pratt Institute de Nueva York. Fue fundadora de Graf, una de las primeras empresas de diseño gráfico en Puerto Rico. Ha sido artista, diseñadora gráfica, directora creativa, escritora, gestora de proyectos públicos, educadora y profesora universitaria, directora de departamento universitario y líder comunitaria. Hoy se dedica a trabajos creativos multidisciplinarios, como la creación de libros de artista, la presentación de problemáticas sociales a través de sus títeres y al activismo ambiental y social. Trabaja en el libro que documenta la lucha para combatir las expropiaciones del barrio San Mateo en Santurce.


  


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